Por: Alberto Aranguibel B. / Publicado en Últimas Noticias el 02 / 08 / 2014
Marchar por las calles con una gigantesca bandera de siete estrellas, simbolizando de manera inequívoca la indeclinable intención de devolver al pasado todo el avance alcanzado por el país con la revolución bolivariana, pero portando sobre la cabeza una gorra de ocho estrellas, que testimonia más que cualquier otro elemento el impulso dado por el Comandante Chávez al concepto de Patria, casi extinto en la cuarta república bajo la concepción neoliberal que en aquel entonces prevaleció, tendría que desatar en condiciones normales un conflicto cognoscitivo en los intersticios cerebrales del antichavista común.
No lo desata porque el modelo discursivo que la dirigencia opositora impuso desde un primer momento en su frenética busca de retornar al poder a como de lugar, les ha llevado a “educarse” en la lógica de la más cínica y desvergonzada contradicción, para someterse a ella como si de las tablas de Moisés se tratara.
A lo largo del extenso ramillete de inconsistencias discursivas recurrentes de la oposición se han visto disparates como el del llamado a abstención en un momento determinado argumentando toda clase de triquiñuelas y marramucias en el sistema electoral, para luego inundar al país con dispendiosas y atosigantes campañas electorales que llaman a votar con exactamente el mismo sistema que denuncian y celebrar airosos el triunfo en los espacios en los que lo alcanzan.
Usar hoy con disciplina casi religiosa la bandera de ocho estrellas contra la cual se rebelaron durante meses, es apenas solo uno de esos disparates. Proponer la continuación de las misiones que desde siempre cuestionaron y ofrecerle en campaña a los cubanos recibirlos con los brazos abiertos después de quemarles cientos de veces su bandera, son otras de esas monumentales pifias.
Ahora, en su decálogo por la unidad de la MUD, Ledezma invita a sus correligionarios a una encerrona para hablar ahí con la más absoluta franqueza. Solo la franqueza evitará que se impongan “los más bajos intereses” dice. Pero luego en una entrevista le consultan su opinión acerca de unas declaraciones de Ramón José Medina y responde “Hay cosas que no deben decirse”.
Mientras el PSUV celebra un histórico congreso ideológico, en la MUD habría que hacer un gran concilio siquiátrico.