Por: Alberto Aranguibel B.
Si el mítico “Por Ahora” del 4 de febrero de 1989 se convirtió desde el primer momento en el símbolo de la anunciación para los venezolanos, fue porque, en efecto, jamás una frase tan corta tuvo el poder de alentar con la fuerza de una verdad tan esperanzadora a los más amplios sectores de la población.
El auspicioso pronóstico que encerraba la pequeña frase era superior a la verborrea de los tediosos discursos de demagogia a los que estaba habituado el país desde hacía décadas, y que el pueblo estaba cansado de escuchar sin recibir a cambio ni una pizca del festín en el que las cúpulas de la ineficiencia y la corrupción que entonces gobernaban habían convertido la riqueza nacional.
De manera invariable en esos discursos todo consistía en promesas y explicaciones insustanciales, cuyos propósitos eran, por una parte, disolver la presión de una sociedad que clamaba cada vez con más fuerza por su emancipación, y por la otra, evadir la responsabilidad de esas élites depredadoras en la tarea de proveer y asegurar el bienestar social.
La sola idea de la responsabilidad debida fue siempre un asunto espinoso para aquellos gobernantes que el pueblo elegía no por fidelidad a causa o proyecto alguno de país, sino como castigo a la ineptitud y la indiferencia recurrentes de aquel oprobioso puntofijismo hacia las necesidades del pueblo.
La irrupción de Hugo Chávez en la escena política nacional con aquel breve discurso que cambiaría la historia, tuvo entonces el carácter alentador que demandaba un país que estaba llamado a la transformación inevitable de su destino en función del bienestar y la felicidad común de los venezolanos.
Pero fue la asunción de la responsabilidad, expresada en el tono más categórico por el Comandante de aquella gloriosa rebelión cívico militar a la hora de su declaración ante las cámaras, lo que sin lugar a dudas marcó un quiebre definitivo con ese pasado funesto que tanta hambre y miseria dejó sembradas a lo largo y ancho del país.
Ese gallardo gesto de innegable valor ético encendió el respeto y la admiración imperecedera que se ganó desde aquel momento el líder de una revolución que no ha evadido jamás su compromiso de lucha, pero que tampoco ha evadido nunca su responsabilidad en la búsqueda del bienestar del pueblo.
Exactamente lo contrario de lo que practica y predica de manera invariable la derecha venezolana, que no contenta con el daño que le causan sus acciones desestabilizadoas a la economía del país, parecieran esforzarse cada vez más en hacer el ridículo con su actuación irresponsable ya no solo frente a su propia militancia, sino frente al mundo entero que hoy ve con estupor sus marchas y contramarchas en la mesa de diálogo que se adelanta en República Dominicana.
El juego político, como se le conoce comúnmente a la interacción de las fuerzas políticas en la sociedad, no es de ninguna manera el bochornoso y desvergonzado acto de malabarismos de saltimbanquis al que pretende habituar al país la dirigencia opositora venezolana, sino la búsqueda de la conciliación de visiones y proyectos nacionales a partir de un debate signado por la madurez y la racionalidad, pero muy fundamentalmente por la seriedad y la responsabilidad.
La oposición, sin embargo, con su proverbial comportamiento sinuoso donde la contradicción y la falta a la palabra empeñada es la norma, pareciera reivindicar como un modelo digno y admirable lo que en el mundo entero es sin lugar a dudas una actuación reñida con los más elementales valores del correcto proceder en política.
No se es responsable cuando se lanza gente a la calle para incendiar edificaciones y bienes públicos y privados, atacar a la Guardia Nacional, asesinar a mansalva y quemar gente viva en las calles, en un acto de brutal solicitud de elecciones, para negarlas cuando ellas son aceptadas.
Tampoco se es serio cuando se firman decenas de actas que certifican técnicamente la pulcritud, la confiabilidad y la transparencia del sistema electoral, tal como lo hacen antes de cada proceso todos los partidos de oposición ante el CNE, para gritar luego al mundo la infamia de la supuesta manipulación del voto y que por eso ese sector no acata los acuerdos de una tan importante mesa de diálogo como la propuesta tan insistentemente por el Presidente Nicolás Maduro Moros en la búsqueda de La Paz para todos los venezolanos.
Su persistencia en desdecir en público después de extenuantes jornadas de trabajo lo que acuerda en una mesa de diálogo que cuenta con la presencia y el acompañamiento de testigos de excepción, como el propio presidente Danilo Medina de la República Dominicana, de su Canciller, y del expresidente del Gobierno Español, Rodríguez Zapatero, es una demostración más de que ese liderazgo opositor no es un liderazgo responsable que piense de ninguna manera en el bienestar del pueblo venezolano ni en la salvación de la Patria.
Si quisieran el bienestar para el pueblo, sumarían sin mezquindades nimias su esfuerzo por la recuperación de la estabilidad política, porque la estabilidad política conduce a la recuperación económica, y la recuperación económica a la felicidad del pueblo.
Tan simple como eso.
@SoyAranguibel
¿Y quién puede creer que estos Crápulas desean el bienestar del pueblo? Desde cuándo? Es mucho pedir!!!. Ese idiota de Julio Borges y el otro imbécil de Florido actúan de acuerdo a las directrices dictadas por el Dpto de Estado USA. A esos no les interesa Patria si no sus intereses personales y comerciales.- Karl Liebknecht dijo “Los pájaros del mismo plumaje vuelan juntos”, entonces veamos antecedentes. ¿Acaso Borges, Leopoldo López y Capriles Radonsky no provienen de la misma rama? Drogadictos, orates, locos de bola diría yo, depravados sexuales, eso no es ningún secreto. Del Florido no tengo mayores referencias; que es miembro activo de Voluntad Popular, donde estuvo muy arrejuntado con Carlos Vecchio(¿acaso V.P no es una disidencia de Primero Justicia?). Pa´ que Vos veáis!! como diría un maracucho!!
Saludos.-
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https://www.lavozdegalicia.es/noticia/sociedad/2018/02/07/brutal-saqueo-tienda-durante-festejos-super-bowl/00031518008180487808883.htm
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